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El Arte de Respirar: Vínculos con Nuestro Entorno

La primera y última acción que realizarás como ser vivo es respirar. La respiración es lo que más nos define como seres vivos: plantas, personas y animales se caracterizan por este acto espontáneo, cíclico y perfecto.

Todo lo que nos rodea, se mueve en un flujo continuo de inhalaciones y exhalaciones, y la circularidad de este movimiento dentro fuera es una clave para reflexionar sobre el hecho de qué todo en nuestro planeta sigue la misma dinámica, circular, prestar atención a nuestra respiración, es una forma sencilla, de aprender que a una acción le corresponde una reacción opuesta. A cada nacimiento, un adiós; a cada amanecer, una puesta de Sol; y así sucesivamente. Todo acaba y vuelve a empezar. todo muere y se vuelve a crear, lo que sugiere que la propia existencia sigue un principio de ciclicidad y repetición.

La respiración nos hace conscientes de estar vivos y nos permite comprender el valor de nuestra experiencia en la tierra. Formamos parte de un gran sistema complejo que funciona cuando las personas, los animales, los insectos y las plantas respiran. Somos parte de un todo y el vivirlo y comprenderlo conscientemente hace que vivas y de manera más profunda con el entorno que te rodea. Cada inhalación es una oportunidad para conectar con el aire que nos rodea, una danza sutil entre el oxígeno que entra en nuestros cuerpos y el dióxido de carbono que exhalamos, recordándonos el ciclo interminable de la vida.

Al ser conscientes de nuestra respiración, no solo nutriéndonos físicamente, sino también cultivando una atención plena, comenzamos a percibir la interdependencia que compartimos con el mundo. Cada respiro se convierte en un acto de gratitud, un recordatorio de que estamos aquí, en este momento, y que nuestra existencia tiene un propósito.

Ese entendimiento nos motiva a cuidar del planeta y a respetar todas las formas de vida. Al apreciar la belleza del aire que respiramos, fomentamos un sentido de responsabilidad hacia nuestro hogar común. Así, al integrar la conciencia de nuestra respiración en nuestra vida diaria, transformamos nuestra perspectiva: nos volvemos más empáticos, más presentes y más comprometidos con el bienestar de nuestra comunidad y del mundo natural.

Vivir con esta claridad nos impulsa a ser agentes de cambio, dispuestos a preservar el equilibrio de este sistema vital. En cada exhalación liberamos, y en cada inhalación renovamos, un ciclo que refleja la esencia misma de la vida en armonía.

Aquí te dejo una propuesta

Busca un lugar en tu casa o en el aire, donde puedas concentrarte en tu respiración. Cierra los ojos y siente como el aire. Pasa por tu nariz hasta llegar a tus pulmones, se queda suspendido un momento y luego vuelve a salir de tu cuerpo, más caliente. Intenta sentir cómo se mueve tu cuerpo e imagina que respiras junto con todos los demás seres vivos del planeta Trata de imaginar que la tierra misma respira, en una inhalación y exhalación concertadas luego abre los ojos y deja que entre la gratitud.




 
 
 

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